La elección por parte del consumidor de un producto sobre otro de iguales características, puede estar inducido principalmente por la marca. De este modo, podríamos decir que el valor de una marca es el peso que esta posee sobre el consumidor a la hora de valorar una oferta.
La marca es una herramienta esencial en la que es preciso invertir, solo a través de ella los clientes pueden identificar los productos o servicios de una empresa y asociar la calidad experimentada con ellos.
Una marca debe ser:
- Breve y fácil de recordar
- Fácil de leer, escribir y de pronunciar
- Evocadora, sugerente
- Atemporal, que no pase de moda
- Diferente a cualquier otra marca del sector
- Tener libre su nombre en internet
- No poseer connotaciones negativas para ningún colectivo social.
Cuando se desarrolla una buena gestión y una buena reputación de marca, se genera un activo capaz de generar grandes ventajas comerciales convirtiendose así en el principal activo de la entidad a la que representa. A pesar de que se trata de un activo intangible cuyo valor no es cuantificable como lo pueda ser un bien material, lo cierto es que las marcas se compran y se venden, y se puede llegar a invertir en ellas cantidades estratosféricas, como es el caso de la compra de Youtube por Google posicionandose en el primer lugar del ranking de marcas más caras vendidas de la historia.